jueves, 3 de enero de 2008

y una discusión más...

Ya no hay día que quedemos y que no tengamos una discusión (o yo me muerda la lengua para no tenerla) de esas que tan mal cuerpo me dejan… Pero parecemos masocas porque sin embargo hay una extraña razón que no logro comprender por la cual acabamos quedando siempre… El viernes tuvimos la última discusión y lo peor es que son temas tontos, ¿por qué discutir por eso?¡No vamos a solucionar nada! , pero es que muchas veces eso de que dos no discuten si uno no quiere no es cierto, porque yo no quiero discutir, no más con él porque inexplicablemente me duele más de lo normal…
El viernes la discusión fue por la educación vial, por cómo concienciar a la gente para evitar tantos accidentes de tráfico… Él decía que la solución era que las autoescuelas fueran propiedad del estado y que hubiese en todos los cursos de educación obligatoria una asignatura de educación vial. Yo le dije que opinaba que esa no era la solución, que aunque cambiase la titularidad de las autoescuelas la gente no se iba a concienciar más por ello y lo de la asignatura de todos los cursos me parecía una pérdida de tiempo y dinero a la par que no hay tantos contenidos para llenarla todos los cursos. La teoría es bien fácil y no necesitas tantos cursos y exámenes para saberla y eso, además, no asegura para nada que las personas fueran a concienciarse. Creo que tener conciencia de eso, como de otras muchas cosas, va dentro de cada persona, de su personalidad, y también de su educación en su familia, y eso es algo que se consigue sólo si estás dispuesto a ello, si tienes introyectado ese valor…
No te puedes imaginar la cara de desprecio y desesperación que me regaló. ¡El fin del mundo que la gente piense como yo!, “claro es más fácil quedarse de brazos cruzados, lo que digo yo cuesta más” y así un buen rato. Me sentí apabullada (¿existe esta palabra?) y muy cansada… Le dije que si realmente estaba seguro de que su plan funcionaría que se metiera en política y luchase por poder llevar eso a cabo y sino que se preocupe por estar concienciado él y la gente que quiere y que ésta haga lo mismo… Pero era la historio del pez que se muerde la cola y no había manera. Agotada decidí comerme el aluvión de sentimientos y callarme y ojear el móvil…
Él se fue y nos quedamos C y yo. C estuvo presente en todo momento pero no se comprometía con nada o mismo le daba más bien la razón a él. En cuanto se fue, como me conoce como si me hubiese parido me dijo:
-senda, sé que estás enfadada y dolida
-joder C. es que no es por discutir, es por cómo se lo toma, cómo desvalora y desprecia lo que digo como si fuera lo peor del mundo….
-y también te fastidia que te de charlas moralistas y de super valores cuando sus actos demuestran que es pura pantomima. Mira, él regresó a la adolescencia y allí se ancló y piensa en cambiar el mundo y a la gente pero en cambio le tiene pánico a su día a día, a enfrentarse a su realidad, tú eres la que más palos llevaste y eres mucho más realista… y yo estoy en el medio de ambas posturas. Tú y él ahora mismo sois extremos, y como tales es inevitable que choqueis…
Dios, es que cuando me sale con estos momentos de sabiduría y de un análisis de mi cabeza tan perfecto hasta me asusta… Porque aunque a veces ella actúa como si no se diera cuenta de lo que siento, luego me ordena y lo dice todo tan claro…
C tiene tanta razón… Y qué pena me da… Pensar que durante tanto tiempo él y yo pensamos y soñamos que envejeceríamos juntos… que éramos piezas de un mismo puzle…

1 comentario:

JC77 dijo...

Tal vez un día no le quede más remedio que enfrentarse a su vida, como te ha ocurrido a ti, y entienda mejor tus argumentos.

Y en mi opinión, la educación víal debería empezar en casa y con los papás dando ejemplo...

Un beso