sábado, 1 de marzo de 2008

22/02/2002

Como la mayoría de la gente de mi edad, no aprendí los números hasta parvulitos porque de aquella eran pocos los que iban a la guardaría. Fue entonces cuando empecé a cogerle un cariño tonto y especial al número 2 y a los patitos (aunque siempre digo parruliños porque la verdad es que la palabra gallega me parece más entrañable...). Sé que es tonto lo de tener un número favorito y no sabría decir por qué razón me gusta más el dos que el tres...
En general tengo bastantes manías con los números... Por ejemplo, no puedo poner el despertador a cualquier hora, tienen que ser números pares excluyendo al ocho... Ya ves, pequeñas manías...
El caso es que la mañana del 22/02/2002 me desperté con ganas de que fuera un día especial... una tontería, lo sé, pero una ya es bastante ñoña y de adolescente pues ya no os cuento jejeje. Son muchas las veces que me despierto con ganas de un día especial y la verdad suelen cumplírseme. Más que nada porque valoro mucho los pequeños detalles... Todo depende con los ojos que se quiera mirar el mundo y la vida, ¿verdad?
Ese día M se me acercó en el recreo y me dijo que esa tarde no iba haber nadie en su casa y que si quería podía ir a verla y pasábamos allí la tarde en vez de morirnos de frío en el banco del paseo marítimo como los otros días.
Aún no sé bien porqué pero le dije que sí.
Salí del instituto y pasé por mi casa para dejar la mochila e ir a la parada del bus porque la casa de M estaba a 4km de la mia...
Me bajé nerviosa del autobús en la parada que M me había dicho pero no tenía ni idea de cual era su casa... M solía vestir muy..."humilde" (o eso pensaba yo porque con el tiempo me di cuenta de que toda su ropa era de marca marquísima pero bien disimulada)así que buscaba casas no muy grandes... No me aclaraba así que lo llamé para que saliera a buscarme y casi se me desencaja la mandíbula cuando lo veo salir de la casa más nueva con el jardín y la piscina... Su casa resultó ser la casa de mis sueños y con el mérito añadido de que estaba diseñada y casi todo hecho por sus padres que son muy mañosos (siempre le dije que sospecho que es adoptado jejej). Me senté en un taburete estupendo (adoro los taburetes)y él desapareció. Volvió al poco tiempo, con un CD en las manos... "the miseducation of Lauryn Hill". Era grabado y me escribió una dedicatoria preciosa en la que además resaltaba lo mágico de la fecha...Me escaneó toda la carátula y las letras para que las pudiera cantar y comprender y me hizo como el librillo... Él estaba que se moría de vergüenza y yo que me moría de emoción... ¿cómo demostrar lo feliz que era en ese momento? Me gusta la música, me gustan las dedicatorias, me gusta la fecha, me gusta que pasara todo ese trabajo (con lo antimañoso que es tenía doble valor)... No había en el mundo ningún otro tesoro que me pudiese gustar más...
Nunca me había sentido igual. Acariciada por la música, por sus manos y su mirada empecé ese día una de las etapas más felices de toda mi vida...
¿Será el 22/02/2022 cuando me vuelva a enamorar? jeje. Espero que no, pero de todas formas por lo menos lo estuve una vez y ya es más de lo que mucha gente, por desgracia, puede decir.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta t historia.Creo muchas veces las personas nos motivamos con cosas específicas y de cosecha propia para poder dotar de magia muchos momentos que sin la misma no serían tan memorables.
Apuesto por todo aquello que nos impulse a vivir la vida con ilusión.Un beso.

senda dijo...

Me gusta tu apuesta querida Orleans... y comparto plenamente la importancia de un buen profesor. Es una verdad como un templo que una misma asignatura, con la misma teoría puede ser completamente distinta dependiendo de cómo sea el profesor que la imparta... Deberían de estar prohibidos los profesores desmotivados, los amargados y los que odian su trabajo... Es como en medicina... En determinadas profesiones la vocación es realmente clave...