
Muy bien, voy a acabar el mes cumpliendo la promesa del primer post del mes... He aquí mi historia de amor con mi almohada...
Normalmente la Asociación de Amas de Casa se limitaba a ofrecer cursos para que los hijos de dichas Amas estuvieran bien entretenidos y que alguno destacara sobre otro para que su madre pudiera presumir hasta aburrir a sus "amigas". Pero un día se produjo la sorpresa. Todas recibieron en sus casas ese sobrecillo salmón de siempre pero con la extraña noticia de que iba a ir al local una psicóloga para hablar de cómo tratar a los hijos y responder las dudas e inquietudes maternales...
Era una apuesta arriesgada, pues por aquellos tiempos decirle a una madre que podía ser que estuviera haciendo algo mal en la educación de sus retoños y que aún por encima se lo dijera una psicóloga, es decir, ¡una que trata a los locos!, era casi un insulto...
Pero para sorpresa de todas, a las Amas les picaba la curiosidad y acudieron un buen número de ellas. Entre dicho aforo se encontraban mi madre y sus "amigas".
De la charla que dio la pobre mujer al frente de semejante hazaña, ninguna se enteró, porque la verdad, a lo que ellas venían era a escuchar las preguntas que hacían otras para cotillear después sobre lo que dijeran.
LLegó el esperado momento de las preguntas y una valiente se decidió a preguntar... Estaba preocupada por su hijo. Temía que fuera un obseso o un vicioso porque siempre iba a todos lados con su almohada. En un principio la pobre de la Ama en cuestión estaba muy preocupada, pero pronto su cara pasó de la preocupación a la vergüenza en cuanto empezó a escuchar las risillas por lo bajo de las demás (entre ellas las de mi madre). La psicóloga la calmó diciéndole que no era preocupante pero eso ya no lo escuchó ni ella ni las demás... ya tenían cotilleo!
Pero sabéis, un principio básico de sociedad es que uno no se debería reír de las "desgracias" ajenas... Y mi madre se había olvidado de este principio, hasta que... Cierto día empezó a fijarse más en su hija pequeña.
- pero Senda, ¿adónde crees que vas con la almohada?
-voy a ver los dibus maaaa...
Ese día no le dió mucha importancia, al fin y al cabo es normal que una niña de 6 años tenga esos caprichos y Senda aún más porque con lo peculiar que salió la niña...
Pero el asuntó cobró otro cariz cuando seguía viendo los dibus con la almohada, jugando con su hermano con la almohada, pintando con la almohada, protestando cuando se despertaba para que desabrazara la almohada, pretendiendo cenar con la almohada... y el colmo ya fué cuando se negó ir de vacaciones a casa de los abuelos de C si no llevaba su almohada!!! Qué vergüenza pasó ese día! Menos mal que los padres de C no eran del círculo de amistades y no había riesgo de vergüenza social...
Pero de repente, llegó un día en que ya no le preocupó, empezó a verlo como algo normal, además descubrió que era algo que no tenían porqué enterarse los "demás" y lo aceptó como parte de ella. Ahora ya saben todos que cuando Senda se muda a algún lado y hay que ayudarle con la mudanza hay que dejar sitio para SU almohada que se va con ella como siempre.
Sólo hubo una vez en la que no la pudo llevar pues la cama del piso donde iba a vivir era de otro tamaño y había que comprar una nueva...
Tras años de normalidad, MamádeSenda volvió a pasar mucha vergüenza mientras Senda, ante el asombro de la dependienta, probaba todas las almohadas de la tienda abrazándolas, poniendo caras de felicidad o desagrado, apoyándolas en la pared...
Seguramente fue por ese día por lo que cuando hubo que comprar ahora almohadas para las camas de la nueva casa de MamádeSenda, ésta no le dijo nada y las compró ella sola. El problema vino cuando Senda, pese a intentarlo, no fue capaz de dormir con esa almohada, que por mucho que fuera la más cara y la mejor del mundo mundial no era "la elegida".
En fin, tal y como os había dicho, tengo un apego especial a mi almohada y me sigue allí a donde voy. Siempre conmigo, siempre fiel, dándome cariño, descanso, secando mis lágrimas y dándome calorcito en la barriga cuando me duele... Ay cariño... cómo te quiero...
Este fin de semana me voy a casa de mi madre y tengo ganas... pero no está ella! (Los de los aviones, que son unos incomprensivos...) Así que acabaré el mes con mucho sueño atrasado que recuperaré en el famoso puente de mayo en el que creo que seré la única persona que se quede en esta ciudad... No os preocupeis, la cuidaré bien... mientras sueño... ;)